Por Claudio Rodríguez Morales

Los escasos antecedentes biográficos cuentan que nació en Mississippi,
el 8 de mayo de 1911, de la relación entre Julie Ann Majors y Noah
Johnson. Julie contrajo matrimonio con Charles Dodds Jr, quien asumió
como padre “legal” de Robert. Sin embargo, al poco tiempo éste abandonó a
la familia para irse a vivir con su amante, una muchacha mucho más
joven que él.
En 1914, Robert se trasladó con su madre y sus cuatro hermanos a
Memphis. Ingresó con Julie a trabajar en una plantación de
Robinsonville, período en que ella le reveló quién era su verdadero
padre. A partir de ese momento, el joven comenzó a presentarse a sí
mismo como Robert Johnson. Primero se interesó en el arpa y luego en la
armónica. Más tarde en la guitarra. Willie Brown, un músico de renombre
del Robinsonville, le enseñó los secretos del oficio. Sentados en las
lápidas del cementerio, se dedicaron a componer melodías conjuntas y a
beber alcohol clandestino.
En febrero de 1929, Robert contrajo matrimonio con Virginia Travis, una
joven de 16 años. Sin embargo, ella y el hijo que esperaban fallecieron
durante el parto en 1939. Profundamente afectado, Robert buscó consuelo
en la música, más precisamente en el blues (melancolía o tristeza en
castellano, música vocal e instrumental de monotonía hipnótica, que
cuenta con una estructura de doce compases y desarrollada por la
comunidad negra de Estados Unidos).
Para perfeccionarse, se volvió discípulo de Son House, una combinación
entre predicador y bluesman, quien le daba a sus interpretaciones una
intensidad tal que lo ponía por sobre los otros músicos de la época.
Esto, precisamente, fue lo que impresionó a Robert. Sin embargo, la
relación entre ellos no fue buena. De hecho, House consideraba que su
discípulo no tenía talento. Convencido que si se quedaba en
Robinsonville acabaría como recolector de algodón, algunas versiones
señalan que Robert partió en busca de su padre. Sin embargo, otras
–aquellas que edificaron su leyenda- señalan que decidió vender su alma
al Diablo, a cambio de adquirir una habilidad sobrenatural para
interpretar su música. Portando un hueso de gato negro, se dirigió al
cruce de caminos de las autopistas 49 y 61 en Clarksdale, Mississippi
(otras versiones dicen que su único equipaje era una guitarra) y recitó
una invocación arcana dirigida a Satán. El acuerdo fue su alma a cambio
de un talento sobrenatural para tocar blues. Para ello, el mismo Diablo
afinó su guitarra.
Más allá de la veracidad de esta versión, los cierto fue que a partir
de ese momento, Robert tomó como su mentor a Ike Zinnerman, un bluesman
de Alabama, quien aseguraba haber aprendido a tocar la guitarra sentado
en las lápidas (un ritual que se repetía entre los músicos, como se
puede notar). Durante un tiempo, ambos actuaban juntos, hasta que Robert
tomó más confianza y comenzó a presentarse solo en los escenarios.

El talento de Robert floreció definitivamente en Hazlehurst, sur de Mississippi. Ya consciente de sus avances, decidió regresar a Robinsonville, un territorio más excitante para cualquier artista que desease consolidarse en el negocio del espectáculo. Sus antiguos maestros, House y Brown, así como todos aquellos que lo conocieron antes de su partida al sur, no podían creer el enorme progreso musical que había adquirido como intérprete. Fue House quien, con algo de envidia y mala intención, echó a correr el rumor de que Robert solo pudo lograr tanta perfección musical vendiendo su alma al Diablo.

El talento de Robert floreció definitivamente en Hazlehurst, sur de Mississippi. Ya consciente de sus avances, decidió regresar a Robinsonville, un territorio más excitante para cualquier artista que desease consolidarse en el negocio del espectáculo. Sus antiguos maestros, House y Brown, así como todos aquellos que lo conocieron antes de su partida al sur, no podían creer el enorme progreso musical que había adquirido como intérprete. Fue House quien, con algo de envidia y mala intención, echó a correr el rumor de que Robert solo pudo lograr tanta perfección musical vendiendo su alma al Diablo.
Su catarata en el ojo izquierdo (con solo mirar al público los podía
mandar al infierno, se decía), su afición al alcohol, al juego y las
mujeres, más su manera de tocar la guitarra como si sus dedos bailaran
sobre las cuerdas y su voz gimiendo las letras de sus canciones sobre el
pecado, el mal y la muerte, y su espíritu errante (viajaba de pueblo en
pueblo tocando, sin detenerse demasiado en ninguno), sirvieron para
consolidar su fama de artista maldito.
A mediados de los 30, ya era conocido en toda la zona del Delta y tuvo
la oportunidad de grabar su primer disco con 17 temas. Su mayor éxito
fue “Terrapline Blues” con el cual vendió 5 mil copias. Sin embargo, en
San Antonio fue detenido por vagancia. La policía lo golpeó y le rompió
la guitarra. Retomó la vida errante. Grabó once temas más, sin tanto
éxito como el primer disco.
Su último concierto lo dio en “Three Forks”, en las afueras de
Greenwood, Mississippi, en la inserción de las autopistas 82 y 49 E. Una
versión señala que cometió la torpeza de involucrarse con la esposa del
dueño del local. Este le habría dado a beber whisky con estricnina.
Siguiendo la tradición de la época, ningún médico blanco lo atendió
durante su agonía dada su condición de hombre negro. Ni siquiera
importaba que se tratara de un músico con una reconocida fama. Murió el
16 de agosto de 1938.
Otras versiones de su muerte señalan asesinato por apuñalamiento, por un
tiro, hasta de sífilis y magia negra. Los ejecutores van desde amantes y
maridos despechados hasta hombres buscando venganza por la deshonra de
sus hermanas, esposas e hijas. En la actualidad existen tres tumbas
diferentes con su nombre grabado en la lápida.
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