viernes, 10 de abril de 2015

Alfonsina: “Me gusta tener algo sin resolver”

Alfonsina: “Me gusta tener algo sin resolver”

Alfonsina presenta este viernes El bien traerá el bien y el mal traerá canciones en la Sala Vaz Ferreira. Antes de eso conversó con Moog sobre todo lo que llevan caminando ella y su disco
Foto: Agustina Rodríguez
Foto: Agustina Rodríguez
Es temprano en la mañana y el barrio donde vive Alfonsina Álvarez todavía está tranquilo. Tuvo que madrugar para recibir a Moog pero no se le nota; está predispuesta y sonriente, y sobre todo con ganas de escuchar música, como en cada momento de su vida. En el pequeño estudio que tiene en su apartamento, donde se atiborran instrumentos y hay arte por todos lados, suena fuerte “Lazaretto” de Jack White y se pasea en silencio Anais, su gata persa.
La felina tiene tanta personalidad que intimida, aunque recibe con gratitud el protagonismo que se le da. En el living hay un retrato que fue un regalo de bodas para la cantante, que a finales de 2014 contrajo matrimonio con Diego Bartaburu, su compañero de ruta y baterista de No Te Va Gustar, con quien comparte la experiencia unificadora de tocar. “Es mi preferido, objetivamente”, dice.
Alfonsina también pinta -cursa tercer año de Bellas Artes-, pero sus trabajos no están a la vista.

El proceso musical fue más o menos así: lo hacías para vos, no lo mostrabas.

Sí, me daba mucha vergüenza, no me parecía que fuera muy valioso el trabajo, y aparte era muy íntimo, era para mí. Mucho después me di cuenta que los conflictos, situaciones o alegrías personales se transfieren a las otras personas y se hacen propias de otras personas. Entonces fue un proceso de salir de adentro hacia afuera.

-Escuché la historia de Tricky (NdR: productor inglés que la invitó a una gira por Europa que no se concretó, y que ha trabajado con artistas como Massive Attack y Björk), pero supongo que tiene que haber habido mucho más allá de tu parte, al margen de ese impulso, para ser una cantante.

Claro, eso fue como abrir una puertita y ver una posibilidad de que quizás sí pueda ser cantante. Artista en realidad. Sobre lo de Tricky lo que más me parece destacado es que lo vi a los ojos y por primera vez conocí a un artista, una persona que su vida giraba alrededor de su creación y que eso era férreo, firme. En ese sentido fue una visión nueva, totalmente.

-¿Qué amor fue primero, el del canto o el de la guitarra?

Cantar, porque cantar cantaba desde que era chiquita. La típica; me grababa con un grabadorcito canciones que no existían, que eran muy graciosas, y luego, un poquito más grande, como a los ocho, empecé a hacer canciones a capela. Recién como a los catorce agarré la guitarra, y siempre torpemente. Me cuesta mucho la guitarra a mí.

-No se nota.

¿No se nota? Me cuesta pila.

-¿Qué se escuchaba en tu casa cuando empezaste a grabar esas canciones?

Xuxa (risas). Mis padres no escuchaban mucha música, te diré. Teníamos algunos discos de los Beatles, típico; Simon and Garfunkel… (Piensa) No eran muy de escuchar música, no.

-¿Personalmente qué fue lo que más te marcó?

Nirvana. Nirvana, sí. Fue mi punto mojón. Entré justo en esa generación; elUnplugged de Nirvana era como descubrir tus propios sentimientos y paisajes dentro de lo que abría Cobain.

-¿Y en cuanto a lo que hiciste vos?

(Piensa) Fa, no sé. Porque si te digo la primera vez que toqué, fue bastante terrible. En ese momento no tocaba muy bien la guitarra y de repente volvía para atrás en el tema; me equivocaba, volvía a esa parte y lo hacía otra vez… Quizás eso fue muy importante para darme cuenta que esto llevaba mucho trabajo, y que también tenía una enorme satisfacción. Porque además estaba yo sola con la guitarra y la gente justo esa noche me acompañó y me decía: “Dale, dale de vuelta”. Y eso es muy importante, darte cuenta que la magia está en la conexión con la gente.
Foto: Agustina Rodríguez
Foto: Agustina Rodríguez

-Eso es algo que vos generás bastante. El público tiene una afinidad contigo que de repente no lo tiene con todos los solistas.

Qué bueno. Aunque en realidad yo no estoy en la piel de otro solista como para saber, pero sí pienso que lo que hago abre cierta intimidad y honestidad y que por empatía el otro va a entrar al mismo lugar y nos vamos a conectar en ese lugar, que es de donde viene mi música. Y además es el propósito de mi música, conectar.

-A la hora de preparar este show ¿te das espacio para escuchar música o te enfocás en lo tuyo?

Escucho mucha música, desde que me levanto hasta que me acuesto estoy investigando y alimentándome. El otro día estaba en Bellas Artes y un profesor dijo: “¿saben cómo saber si ustedes son creadores o consumidores de arte? Por las horas que le dedican a crear y cuántas a consumir”. Y ahí yo dije: con ese criterio estoy en el horno, ¡soy una escuchadora! Pero en realidad creo que no levanté la mano en ese momento porque era la primera clase, porque lo hubiera discutido (Risas).
Pero me gusta mucho la obra ajena, empatizo mucho, escucho música de géneros que no voy a decir opuestos pero sí muy diferentes, y tengo pasión por escuchar.

-¿Y tu música también la escuchás?

Sólo si la toco, sino no. No pongo el disco, ni ahí. Lo he escuchado para ver qué estaba bien o mal, pero no es muy sano, porque cuando lo estás escuchando para juzgarlo no entrás en el viaje. Uno, que lo estás escuchando para ver qué está bien o mal y es muy relativo y subjetivo; y dos, que no es así como yo pretendo escuchar la música. Si la estoy juzgando no estoy involucrada, no estoy adentro, y de veras prefiero no hacerlo. Y además, para mí parece una canción distinta cuando la estoy escuchando y cuando la estoy tocando.

-¿Por qué pasó tanto tiempo desde la salida de este show hasta la presentación formal?

Un poco porque en el medio hubo asuntos personales que dilataron los shows, y un poco por indecisión. ¿Este año qué hago con este disco? Porque yo estoy preparando otro. ¿Lo presento? ¿O ya lo presenté un poco con los pequeños shows que hice? Y en ese pensamiento, viste cómo son las cosas de atracción: me llegó un mail ofreciéndome la Vaz Ferreira y dije: “OK, si usted lo dice…”. Es la primera vez que vamos a hacer una sala tan grande y es la oportunidad para que me vea mucha gente que me vio en Marisa Monte, familias que les gusta salir con los niños, porque normalmente toco en bares. Entonces vamos a hacer esta prueba.

-¿Y el desafío mayor que se te presenta cuál es?

Hay varios. Enfrentarme al miedo de cómo va a salir, porque una vez que estás arriba del escenario no importa nada, pero por ahora es eso.

-¿Cómo es armar un show trabajando con otro disco en el medio?

Es esquizofrénico (Risas). Pero a mí me gusta siempre tener algo sin resolver; es confuso, qué toco, qué no toco, ¿paro de tocar mi primer disco? A mí me gusta estar haciéndome esas preguntas porque me mantiene como yendo, queriendo resolver, entusiasmada.
Foto: Agustina Rodríguez
Foto: Agustina Rodríguez

-¿El nuevo álbum por dónde va?

Musicalmente es muy variado, muy personal. Como si fuera una licuadora y lo que sale es de montón de influencias. Es un poco más rockero, capaz. Lo que destacaría es que está siendo hecho con mi guitarra Telecaster, y el anterior lo compuse con cuerdas de nylon y mi guitarra Godin, la gorda. Esa es la personalidad del disco.

-¿Qué influencias musicales podés destacar?

Mi primera maestra fue Ella Fitzgerald. La siguiente Erykah Badu. Después está Ibrahim Ferrer del Buena Vista Social Club, Zitarrosa, PJ Harvey, Eduardo Mateo -enorme para mí-. Charly García con mayúsculas gigantes, y para este disco más. Spinetta… Son muchos y muy importantes.

-¿Por qué Charly para este disco más?

Porque estoy experimentando con algunas estructuras diferentes a las convencionales, algunas cosas las programo con la computadora, tipos de baterías que me inspiraron como la de “Promesas sobre el bidet”. Ese tipo de cosas que son muy importantes para mí como productora. Y además porque Charly, además de manejar una estética musicalmente alucinante, tiene un enorme contenido, que me parece que contemporáneamente falta. No sólo quiero escuchar una música re linda, sino la intención que tiene. Y la intención tiene que ser curar, mejorar, evolucionar, sanar. Y si no está todo bien, me divierto, pero no. Fijate en todos los artistas que nombré qué es lo que pasa adentro cuando uno lo escucha. Eso es lo que yo busco.

-Decís que las canciones tienen que ver con sanar y en tu primer disco hay algo de eso, al punto jugarse demasiado. Me pasa de escuchar “No es mi primera vez” y pensar que cualquier ex novio puede llamarte y decirte: “¿Qué hiciste?”

(Risas) Sí, pero después me di cuenta que las canciones, aunque las haga en cierto momento en que una situación es una excusa para hacer una canción, yo estoy hablando de mí y de nadie más. No estoy hablando de cómo sos, capaz lo estoy manipulando un poco para poder expresarme y manejar mis locuras y mis cosas. No es personal.

-¿Cómo te llevás con la devolución de la gente?

Es muy importante, porque la creación tiene como dos momentos: el momento que tenés contigo y la creación misma, y el momento en que ponés a prueba esa creación. Qué pasa cuando se presenta esto ante el resto de los humanos. Y volviendo a lo de la emoción y la evolución es importante para mí poder llegarte. Es muy importante. Si yo estoy cantando en un escenario y no estoy pudiendo entrar a vos -porque además cuando entrás al público, el público entra en vos; hay un intercambio energético- no tiene sentido, te vas y tocás en tu cuarto.

-¿Cómo te definís como artista?

Si me tengo que definir, humildemente me siento una poeta, porque la poesía para mí es una relación entre cosas. Hay un punto justo en que vos ponés una relación entre elementos y de ese orden surge emoción. Esos elementos pueden ser un bajo, una guitarra y una voz; un rojo, un azul y un amarillo; pueden ser palabras. En lo que más profundicé para mi introspección cuando comencé fue en la poesía, que es esporádica pero muy profunda para mí. Realmente; cuando escribo algo, si cambio una palabra cambio yo simultáneamente. Pero me he dado cuenta que también en la fotografía, en la música, en la pintura y en la palabra, lo que quedan son relaciones, que para mí son poesías de formas o de etcéteras.

-¿Te gustaría escribir, publicar?

Eventualmente, quizás lo haga.

-Si te dicen que tenés que elegir una canción para escuchar el resto de tu vida, ¿cuál sería?

Serían las Gymnopedies de Erik Satie, en la versión de Jacques Loussier.

Belén Fourment (@belenfourment)

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