miércoles, 28 de mayo de 2014

Angela Tullida - Miseria (album completo)

Keep The Blues Alive 2


Viernes 30 de mayo - 20.30 hs.

Una noche donde se va a respirar muy buen blues, con tres de las bandas más representativas del género en Montevideo como son La Triple Nelson, Cutinella & Chapital Blues Cuarteto y La Berocay Blues. Una oportunidad imperdible para disfrutar de un festival de Blues, de una verdadera celebración junto a grandes músicos.

Localidades: Anticipadas $300. Día de la función $350.

Luego del éxito del Keep The Blues Alive 1 el pasado noviembre de 2013, llega Keep The Blues Alive 2 el que va a ser sin dudas el festival de Blues más importante de 2014 en Uruguay junto a La Triple Nelson, Cutinella & Chapital Blues Cuarteto y La Berocay Blues, tres estilos diferentes dentro de la estética del Blues local.
La Triple Nelson
Nace como trío, formado en enero de 1998 en el barrio Buceo de Montevideo, Uruguay. 
En 2000 ganan el Primer premio en el concurso Pro Bandas 2000 ante más de 500 bandas participantes. 
Han actuado en festivales como el Pilsen Rock de la Ciudad de Durazno en Uruguay ante más de 60.000 personas en 2005 y al siguiente año ante más de 80.000 personas, con gran aceptación del público allí presente, además participaron en casi todos los festivales más importantes de Uruguay.
Han cerrado las últimas 4 ediciones de los "Amasijando los Blues" en Montevideo. 
Actuaron en 2013 en uno de los festivales de Blues más importantes de Latinoamérica llamado "Mississippi Delta Blues Festival" en Brasil con gran respuesta del público presente.
Tienen una amplia trayectoria en estos más de 16 años juntos y han logrado ser una de las bandas con más crecimiento artístico de su país, logrando entre tantas cosas la realización de 7 shows junto a La Filarmónica de Montevideo (100 músicos + los 3 Nelson) grabando en uno de los dos Teatro Solís el DVD "Ciento 3 - Una Gala de Rock", haciendo un quiebre en su carrera, llegando a la aceptación de público de todas las edades y obteniendo el Disco de Platino por las ventas.
Su último trabajo "Agua y Sal" fue recientemente Disco de Oro por sus ventas en Uruguay. 
Han hecho giras por Uruguay, Brasil, Argentina, Perú, Chile y España en sus ya más de 16 años de carrera, representando de la mejor manera a su país en todos sus shows nacionales e internacionales. 
La banda está integrada por Christian Cary ( guitarra y voz), Paco Pintos ( bajo), Rafael Ugo ( batería) e Ignacio Labrada Cary (teclados).
Cutinella & Chapital Blues Cuarteto
"A Contra Reloj", el primer álbum del proyecto Cutinella & Chapital Blues Cuarteto, fusiona sonidos jazzeros y música de acá con el Blues como hilo conductor. Este trabajo discográfico surgió como resultado de la química musical entre los músicos Juan Pablo Chapital y Santiago Cutinella cuando se conocieron en 2011. Para cerrar el proyecto, al sonido particular de las guitarras de ambos músicos, se sumaron el bajo de Fafa Barboza y la batería de Gerónimo de León.
Cutinella & Chapital Blues Cuarteto viene tocando en vivo los temas de su trabajo discográfico desde hace algunos meses. En setiembre de 2013 fueron elegidos para acompañar al reconocido bluesman americano John Primer en su última presentación en Uruguay.
La Berocay Blues
La Berocay Blues nació con la idea de recrear o versionar algunos estilos de Blues antiguos y sonidos que remiten a sus orígenes, mezclando éso con una actitud rockera al estilo de los grupos británicos de Blues de los 60.
La banda interpreta estándares de referentes como Son House, Muddy Waters, Albert Collins y otros, además de insertar temas propios, buscando, en lo vocal, un estilo que puede remitir a artistas como Son House, Howlin' Wolf o Joe Cocker y una guitarra líder con giros a lo Jimmy Page u homenajes a grandes como B.B. King.
Liderada por Roy Berocay, periodista, escritor y músico, conocido a nivel nacional por su obra de literatura infantil "El Sapo Ruperto". Integró bandas como "El Conde de Saint Germain" y más tarde "La Conjura" y Ruperto Rocanrol junto a sus hijos Pablo y Bruno. 
La banda está integrada por Roy Berocay (voz, 2da guitarra y dobro), Demián Berocay (guitarra líder, diddley bow y coros), Pablo Berocay (bajo y teclados) y Bruno Berocay (batería).


martes, 27 de mayo de 2014

sábado, 10 de mayo de 2014

TRAFICO POR HOBOBLUES

http://hoboblues2013.blogspot.com

 

 

Tráfico - "Tráfico"

Nuevamente ausente por varias semanas debido a complicaciones, vuelvo para presentar la primera reseña de una banda uruguaya de este año.
Lo que presento hoy es Tráfico, una banda muy reciente conformada por Gustavo Antuña (guitarra eléctrica, clásica), Bruno Boselli (guitarra eléctrica, acordeón, sanxian), Nandy Cabrera (órgano, electrónica de varios tipos, melódica), Ignacio Gutiérrez (piano, teclados), Diego Macadar (voz, saxo), Gastón Otero (contrabajo, bajo eléctrico) y Martín Ariosa (batería).
Al leer estos nombres, podemos notar que se trata de un estilo de “super banda” (tomando la clásica definición), ya que se trata de un numeroso grupo constituido por integrantes de otras conocidas bandas uruguayas, siendo estas Buenos Muchachos, Assimo, Platano Macho, Selectorchico, entre otras.  Aunque todas conocidas a mayor o menor nivel, hay una que sin duda se despega y es Buenos Muchachos, ya que en los últimos años se ha vuelto de las más populares de Uruguay (diría que por suerte y al fin). Esto obviamente es un enorme beneficio para esta banda ya que desde un principio cuentan con una atracción y difusión más grande de la que tendría cualquier otra banda que recién empieza, y tratándose de una banda de gran calidad (pues esta página no es de crítica, sino recomendaciones), es una suerte para todos.
La música de Tráfico es rock, empecemos por ahí. Los integrantes, como artistas de este género, van a traer una valija de sus trabajos previos relacionados a este lenguaje musical. Por ende, hay mucho de rock alternativo, indie rock y post-punk por sobre todo. Y gracias a esto, contamos a priori con una energía que transmite intensidad, incluso en el tema más tranquilo. No intensidad sonora, o sea, un volumen alto y sobrecarga de electricidad y capas sonoras, sino más bien algo sentimental, que obviamente es subjetivo pero es transmitido por la actitud y puesta artística de estos músicos.
Sin embargo, esto es solo una base, de donde parte la música, tal vez a un nivel más bien inconsciente, de esencia de los músicos mismos más que de la música misma. Y esto es porque Tráfico no es una banda de post-punk ni la definición más pura de rock, ni siquiera de aquellas un poquito más alejadas. La música de esta banda es un centenar de mezclas que logran un sonido bastante particular pero familiar.
Ya a leer la integración de la banda nos aleja un poco: saxofón (que aunque es un instrumento que ya ha sido muy utilizado en el rock, su asociación tan fuerte con el jazz siempre le da un toque especial, simplemente con estar presente más allá de lo que de verdad hace), acordeón, electrónica (que va desde el uso de materiales sintéticos a grabaciones de paisajes sonoros que en muchísimos momentos no tienen ninguna modificación más que cierta ecualización).
Hay una gran incorporación de jazz. No desde el punto de vista melódico y armónico, sino más bien ambiental. Toman ciertos aspectos del carácter del jazz para colorear de otra forma la música. No es el jazz que parte del bebop, sino uno más bien del dixieland o tal vez el jazz más cercano al blues, aquel asociado a la música de cabaret, dándole un toque oscuro y citadino.
Si a la idea de jazz le incorporamos la experimentación que adorna la música y a su vez el gran intento de evocar un ambiente citadino, sin duda podríamos notar influencias de Miles Davis, aquel que empieza a nacer con “On the Corner” con una mentalidad más cercana a la juventud y la ciudad que logró su auge (en este aspecto) con “Doo-Bop”. A su vez, no podemos dejar de lado la influencia que parecería ser la más evidente, Tom Waits. Este es bien conocido por su blues-jazz de cabaret de discos como “Blue Valentine” o “Heart of Saturday Night”, pero también por su increíble rock experimental de discos como “Rain Dogs”. La música de Waits contiene gran parte de lo que es Tráfico, tanto musicalmente como en la actitud y letras.
Nick Cave y Lou Reed  sin duda están presentes en esto. Como dije, hay una base de rock que nace del post-punk, un género en el cual Nick Cave es un gran referente y Reed una enorme influencia. Ambos están relacionados con lo que es el rock experimental. Pero Tráfico tiene una gran cara en la poesía, con letras que van de una especie de relato a descripciones, siempre con un enfoque metafórico que hace que lo relatado o descripto pase a una especie de simbolismo. Esto es algo que siempre está presente en Cave y Reed, y bueno, Tom Waits también. Con esto último no me refiero a que debido a estas influencias se haya adoptado esta idea, sino que por el uso de la misma, es posible la asociación. Y creo que tratándose de 3 enormes de la música, es algo meritorio.
Otras influencias un poco menos notorias pero que aun así están claramente presentes son el tango, del cual Astor Piazzolla es sin duda la principal influencia, el trip-hop de bandas como Portishead y Massive Attack, y finalmente la música electroacústica, sobre todo la concreta.
Pero algo que no se menciona en ningún lado es The Doors. Hay mucho de blues en la banda, que mezclado con el aire de jazz más el rock desenfrenante  que mencionaba, sin duda se genera una enorme reminiscencia a esta gran banda de los ’60 y comienzos de los ‘70.
Algo importante es el saxo, en mi opinión. No es algo nuevo en el rock y ha habido varios usos. Pero es siempre algo que sin duda lo aproxima al jazz. The Stooges incorporaron el saxo en su 2do álbum “Fun House” y es incuestionable la influencia del jazz. Sin embargo, en Tráfico el uso del saxo recuerda más a su banda tocaya inglesa, Traffic, y Van Der Graaf Generator, donde el saxo hacía melodías carecientes de virtuosismo donde no importaba tanto el movimiento melódico, sino el terreno donde se movía. Aquí parece suceder algo similar. Tal vez Macadar no es un gran saxofonista desde un punto de vista técnico (o al menos no parece serlo con lo que presenta en esta banda), pero tiene una clara idea de que debe tocar para no solo acoplarse a lo que se intenta generar, sino para enriquecer y darle ese toque especial que tiene la banda. Es que al escucharlos, uno pronto se da cuenta que no se tratan de canciones, sino de paisajes sonoros que adoptan el formato de canción para transcurrir en el tiempo.
A su vez, la voz de Macadar, en un registro medio-grave, con un timbre un poco desgastado, le da ese toque callejero de una vida en penas, un toque más sombrío y echado al abandono que acopla perfectamente con el ambiente que genera la música.
En realidad, esta idea aparece en toda la banda, pues de eso se trata. De todas formas, hay 2 casos en especial que me gustaría nombrar.
Nandy Cabrera está constantemente jugando con su arsenal electrónico. En momentos algo melódico, en otros acordes, en una gran mayoría sonidos electroacústicos sintéticos con un rol de efectos acusmáticos, rol que en muchos momentos es tomado por grabaciones de paisajes sonoros que en su mayoría tienen poco trabajo más que filtrados o relleno de ruido (aunque, según la visión de los especialistas en paisajes sonoros, la selección de la grabación, tanto por una toma más pequeña del total de la misma así como la elección del tiempo y momento donde se graba ya lo transforma en un trabajo musical y no una documentación).
Los aportes de Antuña en la guitarra también muestran este enfoque. Tal vez es el que carga con un mayor peso, pues es una de las 3 figuras clave de Buenos Muchachos y por ende, desarraigarse de su trabajo previo es muy difícil. A su vez, sigue siendo el mismo guitarrista, por lo cual hay ciertas cosas que las usa en ambas bandas. Sin embargo, es interesante como ha logrado que obtengan un significado totalmente diferente. Por ejemplo, en Buenos Muchachos, su aporte monódico está vinculado a lo melódico o un solo de guitarra. Aquí son riffs que debido a una repetición en forma de loop en muchos casos, pierde su esencia y se transforma en un contorno musical fraccionado en el tiempo. Lo más interesante es el uso de la masa sonora y el ruido. En Buenos Muchachos, estas toman una forma de acumulación de lo que viene sucediendo previamente; un solo de guitarra cuya resonancia perdura en el tiempo y se va mezclando y sumando hasta llegara  una enorme bola sonora, o sea, una versión compacta de lo que había sucedido. Aquí es algo que aparece como un ente aparte. No es una acumulación, no es producto de una suma de acontecimientos. Es una masa sonora que existe por sí misma, nunca fue otra cosa. Esto hace que sus apariciones sean repentinas y no como resultado de un proceso. El ruido y la masa son análogos a una nota musical con un espectro mucho mayor, y gracias a la propuesta musical, adopta el rol de efecto sonoro como lo son varios de los aportes de Cabrera.
Esta banda formada en el 2009 lanzó su debut discográfico, producido por Gabriel Casacuberta (integrante de Bajofondo) a finales del año 2013 bajo el título “Tráfico”.
Como se trata del debut de la banda, pasaré a hablar de las canciones directamente ya que hablar de la banda en general es en gran parte hablar del álbum en sí.
“...Y las lucecitas” es el tema que abre el álbum. Ya desde el primer momento nos transportamos a un paisaje citadino del más oscuro y vulgar llevado por un tiempo lento que recuerda a una balada de jazz. Lo interesante es que el tema consta de 2 acordes menores que se repiten una y otra vez a lo largo de la canción, siendo la evidencia del transcurso del tiempo la constante variación y suma de instrumentos: líneas melódicas de las guitarras, los diferentes detalles de los teclados e instrumentos electrónicos, y la evidente suma de tensión que va llegando a su auge a través de un penetrante solo de saxo que culmina con la banda tocando con una gran intensidad. Algo interesante es el contrabajo, que pareciese ser el único instrumento que siempre se mantiene en el mismo territorio, por lo cual, junto a la armonía minimalista, logra ese estado cuasi-estático.
“Chinatown” vendría a ser el hit del álbum. Con un sonido de órgano Hammond, la canción recuerda mucho a The Doors en el disco “Waiting for the Sun”. Tiene un aire muy lúdico y surrealista, creando un paisaje un poco tenebroso pero cómico a la vez. Vale destacar que las participaciones solistas de los instrumentos son siempre la misma melodía para todos, lo cual transforma el clásico solo en una reaparición constante de lo que podría ser un segundo motivo principal (siendo el primero el que aparece entre verso y verso de la letra).
“La Maga” nos trae el primer tema rockero del disco. Aquí no encontramos ningún rastro de esas influencias más jazzeras de la banda. Se trata de un tema tranquilo con aire de balada de rock alternativo que gracias al instrumental, como guitarras acústicas y piano y melodías bastante amigables, puede acordar al indie rock de bandas como Belle & Sebastian.
En “Timba”, es el acordeón quien sin duda lleva el volante musical. Esto ayuda mucho a crear el ambiente un poco veneciano con un ritmo muy bailable. Sin embargo, aunque muy pintoresco suene esto, el tema es bastante misterioso, como si fuera una canción para una película de detectives a lo Dick Tracy.
“Verano en Arachania” seguramente sea el mejor tema del disco. Instrumentalmente es muy diverso, encontrándonos con un sonido percusivo electrónico que trae el aire trip-hop de la banda, un sitar que evidencia las influencias de Miles Davis en su primera época eléctrica, y guitarras acústicas y teclados con pequeñas acotaciones. Algo interesante es la ruptura que se encuentra por la mitad de la canción, con un carácter más agresivo, totalmente opuesto a lo que venía sucediendo previamente. Creo que de todos los temas, este es el que mejor expresa ese deseo paisajístico y ambiental.
“Tren a Rotterdam” no es nada del otro mundo. Es una canción de rock un poco melancólica compuesta con una progresión de acordes bastante típica. Es una muy buena canción que puede no llamar mucho la atención, pero sí ser disfrutable. Lo interesante es que dentro de esto tan habitual, se encuentran grabaciones de paisajes sonoros que pueden darle un aspecto bastante peculiar, como sonidos de aviones.
“See all the blue” empieza como una triste, oscura y misteriosa balada de blues, con apenas un teclado marcando los acordes, una voz susurrando las letras y sonidos que parecerían ser de ruido filtrado creando esta caricia a la muerte. Aunque este principio no es tan rico como el tema anterior, sin duda es el paisaje más intenso del disco. Ya por la mitad de la canción, el piano empieza a hacer una armonía más cambiante para introducirnos de a poco a lo que luego será un jazz-blues al mejor estilo de Chicago, con la banda completa acompañada por vientos de metal, estos últimos siendo los protagonistas tímbricos.
“Hang out” es la más rockera del disco. Con una duración de casi 2 minutos, empieza como un rock deforme y surrealista con mucha energía. Pero esto, llegado al estribillo, se transforma en un rock and roll algo punk, dándole un toque de humor con tal cambio repentino.
“Selima” es el primer tema donde participa Pedro Dalton, cantante de Buenos Muchachos. Y como es de esperarse, la poesía reina en la canción, algo evidenciado en el inicio. El tema nos acerca al lado más post-punk de la banda, algo que obviamente puede recordar a Buenos Muchachos. Es un tema con muy intenso, con un ritmo de galope guiado por una guitarra acústica mientras que Dalton anuncia la cabalgata con un potente canto en el registro medio-agudo. Contiene una sección más pasiva en la mitad, pero pronto vuelve a la sección del principio con mayor energía, donde la voz de Dalton llega al grito y el saxo chilla de dolor.
“Miro al viento” es la segunda participación de Dalton. Por su carácter melancólico y contemplativo y el hecho de que este se mantiene homogéneo durante toda la canción, hace que esta canción sea de las que mejor enmarca un paisaje determinado, aunque sin duda no llega al imaginario de las demás, seguramente por tratarse de una balada bluesera y por ende algo que no es muy ajeno al oído. Obviamente que debido a esto, la canción invita a transportamos a una nocturna calle venida a menos. El instrumental reducido para lograrlo es esencial, siendo este un piano, la voz y un saxo, añadiéndose algunos sonidos electracústicos cercanos al final.
El tema que cierra el disco, “Nadie vio”, es el más largo de todos, cercano a los 8 minutos, y es algo que incita a crear algo más elaborado. La canción se divide en 3 secciones. Empieza con un dúo de piano y voz en un ambiente trasnochador penoso musicalizado con una balada de blues-jazz que suplica la liberación del dolor. Esto es luego transformado en un rock al estilo de The Doors (sobre todo por la línea secuencial minimalista del bajo y los acordes jazzeros del piano) que se desenfrena con una guitarra y efectos electrónicos ruidosos y chillantes, acercándolo a un noise rock muy original. Pero repentinamente, todo esto se corta como si cambiaran de cinta y aparece un piano haciendo un repetitivo y simple cambio de acorde que, gracias al trino y la gentileza, nos da el inicio de una armoniosa y cristalina sección, a la cual de a poco se van sumando los demás instrumentos para ir paulatinamente cargando el tema hasta estallar en el final; la liberación espiritual de toda la tristeza y soledad que nos había invadido previamente, un rayo de luz.
Creo que queda bien claro que más allá de que no es una música que nos pueda sorprender mucho y sonar ajena, pues son territorios que han sido explorados por varios artistas, la propuesta de Tráfico se aparta mucho de las de las demás bandas del Uruguay. En momentos más, en momentos menos, pero el trabajo total afirma que lo que se escucha aquí no se podrá escuchar en otra banda uruguaya.
Además, mientras que la base de las cancones hace uso de lenguajes musicales muy establecidos, la forma en que están adornados y arreglados, sea por los diversos timbres que podemos encontrar como la forma en que participan varios de los instrumentos, nos crean un entorno bastante original. Y de eso se trata la banda: paisajes sonoros. Hay letra, hay un desarrollo, pero creo que estos pretenden ser más bien medios y no el fin.
Bandas que la han luchado durante años, como The Supersónicos, Buenos Muchachos y La Hermana Menor, otras cuyo camino recién está empezando y aunque se encuentran en el medio under, su energía y potencia demuestran que no podrán ser frenados (como las que he escrito en otras ocasiones), y ahora Tráfico, están logrando cambiar la escena musical uruguaya, trayéndonos algo más rico, profundo, genuino y honesto.
 Como siempre, dejo algunos links para escuchar algunos de sus temas:



También dejo para que vean el videoclip de "Chinatown": https://www.youtube.com/watch?v=bNYVQAjh0Ko


Y finalmente el Facebook de la banda, que como siempre, si se lee Hobo Blues, es un "Me gusta" a la página de la banda: https://www.facebook.com/trafico.com.uy

jueves, 8 de mayo de 2014

Robert Johnson o las cuerdas satánicas del Delta


Por Claudio Rodríguez Morales
Fallecido a los 27 años al igual que otras figuras de la música popular como Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison y Kurt Cobain, Robert Johnson sólo dejó 29 canciones grabadas para la posteridad. Sin embargo, esto le bastó para ser considerado hoy el “Rey del Blues del Delta” (en alusión a la zona del río Mississippi), además de mentor de generaciones de músicos de blues y de rock. 
Los escasos antecedentes biográficos cuentan que nació en Mississippi, el 8 de mayo de 1911, de la relación entre Julie Ann Majors y Noah Johnson. Julie contrajo matrimonio con Charles Dodds Jr, quien asumió como padre “legal” de Robert. Sin embargo, al poco tiempo éste abandonó a la familia para irse a vivir con su amante, una muchacha mucho más joven que él.
 En 1914, Robert se trasladó con su madre y sus cuatro hermanos a Memphis. Ingresó con Julie a trabajar en una plantación de Robinsonville, período en que ella le reveló quién era su verdadero padre. A partir de ese momento, el joven comenzó a presentarse a sí mismo como Robert Johnson. Primero se interesó en el arpa y luego en la armónica. Más tarde en la guitarra. Willie Brown, un músico de renombre del Robinsonville, le enseñó los secretos del oficio. Sentados en las lápidas del cementerio, se dedicaron a componer melodías conjuntas y a beber alcohol clandestino. 

En febrero de 1929, Robert contrajo matrimonio con Virginia Travis, una joven de 16 años. Sin embargo, ella y el hijo que esperaban fallecieron durante el parto en 1939. Profundamente afectado, Robert buscó consuelo en la música, más precisamente en el blues (melancolía o tristeza en castellano, música vocal e instrumental de monotonía hipnótica, que cuenta con una estructura de doce compases y desarrollada por la comunidad negra de Estados Unidos). 
Para perfeccionarse, se volvió discípulo de Son House, una combinación entre predicador y bluesman, quien le daba a sus interpretaciones una intensidad tal que lo ponía por sobre los otros músicos de la época. Esto, precisamente, fue lo que impresionó a Robert. Sin embargo, la relación entre ellos no fue buena. De hecho, House consideraba que su discípulo no tenía talento. Convencido que si se quedaba en Robinsonville acabaría como recolector de algodón, algunas versiones señalan que Robert partió en busca de su padre. Sin embargo, otras –aquellas que edificaron su leyenda- señalan que decidió vender su alma al Diablo, a cambio de adquirir una habilidad sobrenatural para interpretar su música. Portando un hueso de gato negro, se dirigió al cruce de caminos de las autopistas 49 y 61 en Clarksdale, Mississippi (otras versiones dicen que su único equipaje era una guitarra) y recitó una invocación arcana dirigida a Satán. El acuerdo fue su alma a cambio de un talento sobrenatural para tocar blues. Para ello, el mismo Diablo afinó su guitarra.
 Más allá de la veracidad de esta versión, los cierto fue que a partir de ese momento, Robert tomó como su mentor a Ike Zinnerman, un bluesman de Alabama, quien aseguraba haber aprendido a tocar la guitarra sentado en las lápidas (un ritual que se repetía entre los músicos, como se puede notar). Durante un tiempo, ambos actuaban juntos, hasta que Robert tomó más confianza y comenzó a presentarse solo en los escenarios.

El talento de Robert floreció definitivamente en Hazlehurst, sur de Mississippi. Ya consciente de sus avances, decidió regresar a Robinsonville, un territorio más excitante para cualquier artista que desease consolidarse en el negocio del espectáculo. Sus antiguos maestros, House y Brown, así como todos aquellos que lo conocieron antes de su partida al sur, no podían creer el enorme progreso musical que había adquirido como intérprete. Fue House quien, con algo de envidia y mala intención, echó a correr el rumor de que Robert solo pudo lograr tanta perfección musical vendiendo su alma al Diablo. 
Su catarata en el ojo izquierdo (con solo mirar al público los podía mandar al infierno, se decía), su afición al alcohol, al juego y las mujeres, más su manera de tocar la guitarra como si sus dedos bailaran sobre las cuerdas y su voz gimiendo las letras de sus canciones sobre el pecado, el mal y la muerte, y su espíritu errante (viajaba de pueblo en pueblo tocando, sin detenerse demasiado en ninguno), sirvieron para consolidar su fama de artista maldito. 
A mediados de los 30, ya era conocido en toda la zona del Delta y tuvo la oportunidad de grabar su primer disco con 17 temas. Su mayor éxito fue “Terrapline Blues” con el cual vendió 5 mil copias. Sin embargo, en San Antonio fue detenido por vagancia. La policía lo golpeó y le rompió la guitarra. Retomó la vida errante. Grabó once temas más, sin tanto éxito como el primer disco. 
Su último concierto lo dio en “Three Forks”, en las afueras de Greenwood, Mississippi, en la inserción de las autopistas 82 y 49 E. Una versión señala que cometió la torpeza de involucrarse con la esposa del dueño del local. Este le habría dado a beber whisky con estricnina. Siguiendo la tradición de la época, ningún médico blanco lo atendió durante su agonía dada su condición de hombre negro. Ni siquiera importaba que se tratara de un músico con una reconocida fama. Murió el 16 de agosto de 1938. 
Otras versiones de su muerte señalan asesinato por apuñalamiento, por un tiro, hasta de sífilis y magia negra. Los ejecutores van desde amantes y maridos despechados hasta hombres buscando venganza por la deshonra de sus hermanas, esposas e hijas. En la actualidad existen tres tumbas diferentes con su nombre grabado en la lápida.