martes, 28 de junio de 2011
Entrevista con los Buenos Muchachos.
Esto fue un día de campo con Pedro y Topo, de los Buenos Muchachos, en su feudo de Malvín --barrio de la banda- y en los límites con Punta Gorda, en la Plaza Virgilio, ahí donde Montevideo es Montevideo pero al tiempo cualquier otra. El oscuro mundo de los Buenos fundiéndose en el primer día primaveral del año.
Un paseo de tres horas, resumido en tres videos cortos.
Buenos Muchachos
Reconozco que los Buenos Muchachos me empezaron a gustar mucho después de hacer esta nota. Pero también reconozco que al ser un grupo que no me intersaba no había escuchado, o por lo menos no le había prestado la atención que debía a la banda. Por lo tanto se podría decir que a Buenos Muchachos lo fui digeriendo de a poco, en un proceso de desgustación que me llevó años.
Lo mismo me pasó con esta nota: la leí hace poco después de años de haberla hecho y me parreció más interesante de cuando se publicó en en junio de 2002.
Acá va la nota. Buen Provecho.
Buenos Muchachos
paso a paso
En 1994 dieron a conocer su primer trabajo fonográfico: Nunca fui yo. Cinco años después, el sello Ayuí edita su segundo disco: Aire Rico. Dendritas contra el bicho feo es, hasta el momento, su último CD. Gustavo (guitarrista), dice que para Buenos Muchachos “los pasos van pasando lentamente; el primer disco fue pagado por un amigo, el segundo disco fue pagado por nosotros y editado por Ayuí, y el tercer disco fue pagado por Ultra Pop”, y afirma: “el pasaje está correcto”. De este pasaje y de los diez años de la banda, hablan Gustavo “el Topo” Antuña y Pedro Dalton; dos buenos muchachos.
Hace diez años, cuando empezaron, se los vinculaba con el underground montevideano; ¿ustedes también sé sentían identificados de esta manera?
Gustavo: Si definimos como underground la cosa con poca gente y eso, sí. Si hacemos referencia al estilo de música diferente de lo que supuestamente se concebía en ese momento, entonces al día de hoy seguimos siendo underground. También un poco nos definían... y sí, yo qué sé. Tocábamos en un underground que era Junta Cadáveres.
¿Y cómo eran esas épocas en Junta Cadáveres?
Pedro: Y a pesar de que no era un sótano, era como si fuera un sótano. Era algo muy divertido, lleno de gente... era un lugar a donde vos ibas un martes y había un tipo leyendo poesías; ibas un miércoles y había una obra de teatro; ibas un jueves y veías una banda tocando; ibas un viernes y veías otra banda tocando... era un lugar que podías elegir ir cualquier día de la semana. Si te caía un amigo del extranjero y decías: “vamos a ver algo autóctono”, lo llevabas a Junta Cadáveres porque ahí iba a ver algo que el tipo te decía (pone acento alemán): “pero ni en Alemania hay esto” (risas).
Gustavo: Fauna y flora uruguaya realmente.
Pedro: Lo que tenía de fuerza Junta Cadáveres, era que no había nada y estaba ese boliche. Ahora también está Pacha Mama por ejemplo, pero no tiene tanto peso cultural como Junta Cadáveres; no es porque lo que se presenta ahora no tenga tanto peso cultural, sino porque en esa época no había nada. Sin ellos querer ser el centro cultural de Montevideo -no podés pretender ser un centro cultural con un boliche que lo máximo que te entra son ochenta personas-, sin esas intenciones, era todo tan fresco y tan puro que resultaba que la gente iba a ahí a ver espectáculos, y la gente se colgaba con esos espectáculos, y la gente participaba en esos espectáculos. Por ejemplo: jueves tras jueves la Gorda Ana hacía su obra de teatro que se llamaba A la cama con Ana y todos los jueves iba un invitado distinto; hasta fue Kesman. Hoy en día ver un lugar así es raro. No quiero decir con esto que le ponga un aro de misticismo a Junta Cadáveres, como que fue lo único que hubo, hay y que no va haber más; mentira. Antes, en otras épocas, por el tiempo de los Fattorusos, seguro deberían haber otros lugares. El misticismo se lo da la gente, la prensa obre todo. Esa carga de misticismo se lo meten los demás. Para nosotros fue el primer boliche que antes de tocar nos daba plata para alquilar luces, una bola de espejos, un flash y todo para armar un escenario. Como que confiaban en nosotros.
¿La plata que sacaron de esos toques, fue la que invirtieron en el primes disco?
Gustavo: O sea, la plata que hacíamos, como decía Pedro, eran las veces que cobrábamos o nos daban cerveza; todo bien. Éramos muy novatos en todo eso; tocábamos, pasábamos una noche de novela, nos íbamos con unas cervezas gratis y con unos pesos en el bolsillo. Eso fue en el ´92 y ´93, en el ´94 grabamos el primer disco, que fue gracias a un amigo que se llama Bruno, que se copaba con nuestra música y tenía unos pesitos ahorrados y decidió ponerlos. Pago un estudio, nos metimos los cuatro unos días, grabamos las bases y todo fue pagado por un amigo; productor ejecutivo: Bruno. Eso quedó en la nada... perdón, en la nada no, salió el Nunca fui yo por el sello Pulmón Record, registrado por A.G.A.D.U. Hicimos cien copias a cassette, todo a pulmón, una a una. Grabamos en un Datt –en esa época la Datt casi no existía-, hicimos un CD, que hacer el CD fue una tranza; ahora el pasaje de Datt a CD está a la mano, pero en aquella época nos tuvimos que ir a la casa de un flaco -allá en un pasaje vecinal legísimo-, de ahí fuimos a lo de Pedro, equipo de audio, CD, el pasaje famoso, y cassette: cien. Cien tapitas, fotocopias, arte, dibujos, todo fotocopias; primer disco sale en el ´96. Fue casi dos años que nos llevó hacerlo.
Antes habían participado en la recopilación Criaturas del Pantano ¿no?
Pedro: Sí, una ensalada digamos. Junto a La Hermana Menor, Chicos Eléctricos...
Gustavo: Junta Cadáveres de cierta manera. ¿Qué más?; Neandertal, Cadáveres Ilustres, Trotsky...
Pedro: Y faltaron los Super Sónicos que no sé por qué no pudieron arreglar.
Gustavo: También ahí, de cierta manera, nos conocimos todos.
También participaron en Extrañas Visiones, el disco homenaje a Los Estómagos.
Pedro: Ha pedido nuestro. Nos enteramos que estaban haciendo la ensalada y nos metimos, porque claro, yo laburaba con Los Estómagos. Mis comienzos en el rock no fueron ni con Neandertal ni con Buenos Muchachos, mis comienzos en el rock fueron con Los Estómagos haciendo la tapa del primer disco o trabajando con las luces o la escenografía. Directamente estaba muy conectado musicalmente. Era la banda que a mí me partía la cabeza.
¿Y cómo fue, le dijeron: “queremos participar...”?
Pedro: Nos enteramos que estaban haciendo el disco, y como que había cierta posibilidad de poder participar y dijimos: “¿Qué tema haríamos?”, para proponerle algo a la gente que estaba haciendo la ensalada. Elegimos el tema Cuatro Brujas; lo escuchamos -yo lo tenía re por dentro ese tema-, el Rafa también, el Topo no tanto, Álvaro no tanto; pero lo escuchamos los cuatro y dijimos: “pa’, vale la pena hacer este tema”. Fuimos, hablamos con Andrés Sanabria, le dijimos que queríamos hacer ese tema, y el loco nos dio siete horas para grabarlo.
Gustavo: Se coparon porque era raro el tema elegido... elegimos el que nos copaba, yo qué sé; había cosas buenas para elegir.
Pedro: Cuatro Brujas tenía un buen bajo, tenía una buena estructura oscura como la nuestra en ese momento...
Gustavo: La letra también está buena, de casos reales del I.N.A.M.E.
¿Cuándo empezaron a tocar en Buenos Aires?
Gustavo: Tocamos por primera vez en el ´98, en el Instituto Rojas. Fue así: un año antes nos fuimos con Álvaro a pasear a Buenos Aires; estábamos con medio Aire Rico.
Pedro: Teníamos un CD.
Que era una maqueta del disco ¿no?
Gustavo: Era nada.
Pedro: No, era la grabación de Aire Rico.
Gustavo: Pero eran seis temas nada más, ni siquiera era todo el disco. Grabamos seis temas y los llevamos a Buenos Aires. Hablamos con Gabriel de Chicos Eléctricos, nos dio nombres para contactarnos, llegamos e hicimos onda con gente. Eso nos hizo volver. Conseguimos un toque en el Rojas y en el ´98 tocamos por primera vez. Cuando salimos del toque del Rojas, nos encaró un loco que no sabíamos quién era. Ese tipo es Thomás, que es el loco de una banda Argentina que se llama Dios, y tá, hicimos re-onda con el Thomás, quedamos en contacto, tocamos con Dios, vino Dios a tocar acá... en definitiva fue eso: cruzamos el charco a comprar championes y llevamos el demo. Después cuando volvimos a Montevideo, grabamos el disco, lo editó Ayuí, volvimos a la Argentina con el disco, ahí nos conoció Gustavo Rudy –que es el del sello Ultra Pop-, se copó con nosotros, se copó con el disco y editó el disco en Buenos Aires, y más adelante nos ofreció grabar un tercer disco, que lo grabamos allá en el estudio El Pié. Un estudio pesado.
Vamos por partes. Hasta ese momento solamente tenían seis temas grabados de Aire Rico.
Pedro: Eso fue a finales del ´98. Al principio del ´99, grabamos seis temas más; los seis temas más difíciles. Todo pago de nuestro bolsillo, pero qué pasa, a la vez tocábamos en Perdidos y sacábamos plata; como que el disco se empieza a bancar solo. Todo con la ayuda de Riky Musso, que de repente estábamos ocho horas grabando y le preguntábamos al tipo cuánto habíamos estado y el loco nos decía cuatro horas, y nos cobraba cuatro horas nada más. El tipo se colgaba con nosotros y se dedicó a hacer un buen producto; lo masterizó él y lo armó él con nosotros. Sacámos el Aire Rico y vamos a Ayuí con el disco armado. Hablo por teléfono con Mauricio Ubal, el loco me dice: “Dejámelo escuchar”, yo le digo: “que no, que contestáme mañana si querés editarlo o no, pero el CD no te lo dejo porque es el único que tengo y no te lo pienso dejar”. El loco me dice: “Pará, no me apures, pero déjame una semana”. En siete días lo llamo devuelta. Mauricio Ubal es un tipo que respeta mucho la música porque es músico, obviamente. Y aparte le interesaba lo que hacíamos nosotros; le parecía que era un producto entero y concreto. Entonces en Ayuí pasó por él y por la gente que lo tenía que escuchar, y al final decidieron que lo sacáramos. Nunca estuvo el símbolo de pesos en los ojos, obviamente, pero el tipo lo primero que nos dijo era que lo que a él más le interesaba de sacar nuestro disco era que se lo quería hacer escuchar a otros músicos de su ambiente; consideraba que estaba tan bueno el disco, que no se quería perder la oportunidad de sacar el primer trabajo nuestro. Y ahí salió el disco. De la misma forma que cuando viene Gustavo Rudy y quiere editar el disco en Argentina, Mauricio no puso ninguna traba. Y de la misma forma que cuando Gustavo Rudy nos ofrece contrato para grabar discos con él para Ultra Pop, el tipo lo primero que dice es: “Aprovechen la volada muchachos, porque acá no hay un mango”. No tuvo ningún tipo de recelo, ni de venta de contrato, ni de un carajo. Él como músico quiere que nos vaya bien, y entonces entregó nuestro disco: “Quédense tranquilos, vayan por ahí, ustedes son unos músicos que pasaron por Ayuí y me quedé contento por eso, y ahora que les pinte lo mejor”.
Gustavo: Personalmente tengo terrible orgullo por Ayuí por eso. En realidad el loco nos sacó el disco porque le gustaba lo musical, para mí eso fue fantástico. O sea, fue una coproducción: Buenos Muchachos graba el disco y Ayuí le hace la edición. Que tá, ahora hay máquinas acá en el Uruguay para hacer los CD, pero en esa época no. El disco se hizo, se hicieron quinientas copias y se agotó el Aire Rico. Respecto a Ayuí, lo que quería decir es que de cierta manera es una discográfica que escucha música. Porque fuimos a otras discográficas que están en otra. “¿Cuál es el hit?” nos preguntan. Y yo qué sé, yo traigo un disco y me gustan todos los temas. “Ah, no hay hit, pasen mañana”. Ayuí nunca preguntó eso, escuchó el disco y dijo: “Sí, me gusta”. O sea, después evidentemente uno aprende que hay un hit.
Pedro: Por ejemplo: en el programa Planeta Pop eligieron la canción Cecilia, eligieron ese hit; lo eligieron ellos y me pareció bárbaro. Me preguntaron y les dije que para mí el hit era Sin Hogar, y el loco me dijo: “Pero a mí me gusta Cecilia”, y bueno, jodete, entonces poné Cecilia (risas). Eso es lo bueno. Lo que a nosotros no nos quemó el coco del medio fue que hicimos un disco como el Dendritas, por ejemplo; que es un disco oscuro, que supuestamente no tiene hits o supuestos hits. Pero lo que hicimos fue armar un disco que nosotros queríamos hacerlo así, queríamos esos temas. No hay ningún tema pegadizo como Sin Hogar o Cecilia... bueno, lo siento. Yo compongo así, hago esto y si te gusta bien y si no, no lo saques, te entiendo; vos querés hacer plata, yo quiero hacer música, está todo bien.
Gustavo: Como lo hicimos hace diez años, tenemos las armas para seguir haciendo discos nosotros.
Pedro: Nosotros cuando empezamos a hacer las cosas bien, fue cuando nos dejamos de joder con que queríamos hacer un CD para hacer unos mangos. El día que dijimos: “Vamos a hacerlo para satisfacción propia, para refregármelo por el pecho o pasármelo por el orto, para que cuando tenga un hijo decirle: ´mirá, yo hice un CD´”... el día que hicimos eso, fue cuando nos empezó a ir bien, porque no te fisurás; el tema que te jode en la vida es la fisura.
Gustavo: Los Buenos Muchachos siempre fueron así; cuando empezamos a tocar, nos juntamos porque nos copaba tocar.
Pedro: Cuando hicimos el Nunca fui yo, nosotros queríamos sacarlo en CD. Hasta que vino un amigo y me dice: “Loco, esto suena a pedo. Imaginate que el tipo que te va a sacar el CD quiere guita”. Y yo le digo: “No; es una obra”, metétela en el orto (risas). El tipo que te saca el CD, se gasta cinco mil dólares y quiere por lo menos sacar siete mil. No es que te va a hacer tu CD porque es tu obra. Me cago en tu obra.
Gustavo: Lo genial de eso, es que ahora lo hacemos porque tenemos tres discos. Y de última el tercer disco es así: es una obra. Para mí volvimos al principio y está muy bien. Cuando grabamos el primer disco nunca habíamos estado en un estudio, o sea, aprendés a cómo sonar porque viste quince veces como ponen el micrófono; aprendés a cómo sonar porque hace siete años que tocás y no cuatro, y ahora hace diez que tocamos. Estamos dando los pasos que tenemos que dar para aprender. No sé qué va a pasar con Buenos Muchachos mañana, hasta hoy está buenísimo: tenemos puteadas, nos llevamos bien, nos llevamos mal, nos va bien, nos va mal... yo qué sé, por ahora se auto banca, que eso es genial.
por casi famoso
montevideo portal
martes, 21 de junio de 2011
Eduardo Darnauchans
Tiranos y dictadores, doctores de la picana, maestros de las dolores, no tendrán nunca un mañana... Humillados y ofendidos, ya vamos por nuestro día. Je me souviens. Yo me acuerdo. Cómo olvidar los rituales, los puntapiés, los insultos, mis queridos oficiales. Porque ningún general de cívicos militares será recordado nunca, sólo desprecio y vinagre...
Eduardo Darnauchans




Su infancia y adolescencia transcurrieron al norte del país, primero en Minas de Corrales (departamento de Rivera), y luego en la ciudad de Tacuarembó. Era hijo del médico Pedro E. Darnauchans Brum, a quien le dedica la canción "Pago" grabada en el disco Zurcidor. Recibió una gran influencia de su profesor liceal de Literatura, el poeta Washington Benavides de quien musicalizó varios poemas, entre ellos "El instrumento". En torno a este poeta y docente, integró junto a Carlos Benavidez, Eduardo Larbanois, Hector Numa Moraes y otros jóvenes tacuaremboenses el llamado "Grupo de Tacuarembó". Realizó cursos en las facultades de Medicina y de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, así como en la universidad de La Plata, en Argentina.
En 1971 hizo su debut artístico junto a Leo Antúnez y Opus Alfa, en el ciclo "Los conciertos de La Rosa" realizados en el Teatro Stella D'Italia de Montevideo. A los 18 años registró su primer larga duración titulado "Canción de muchacho", que concitó la atención de colegas y críticos. Su segundo larga duración, titulado "Las Quemas", fue editado en 1975. El álbum "Sansueña", editado en 1978, puede considerarse la obra a través de la cual empezó a ser conocido por los grandes públicos. Mantuvo una vinculación política con la Unión de Juventudes Comunistas (UJC). Entre 1979 y mediados de 1983 Darnauchans fue censurado por la dictadura cívico-militar uruguaya, prohibiéndosele actuar en vivo, aunque sus canciones sí podían ser transmitidas por radio. En 1981 comenzó su relación artísica con el guitarrista y arreglador Bernardo Aguerre, por quien se vería acompañado hasta 1999.
Su cuarto disco, "Zurcidor", se grabó entre mayo y diciembre de 1981. Luego seguirían "Nieblas & Neblinas" (1984), "El Trigo de la Luna" (1989, también disponible en CD), "Noches Blancas" (grabado en vivo en el Teatro Solís los días 7 y 8 de mayo de 1991), "Dylan" (1991), y "Sin perder el tiempo", una antología que reúne 20 años de trayectoria. En 1990 recibió el Premio Municipal de Música Edita por "El Trigo de la Luna".
Darnauchans compuso música para obras de teatro: "Antes de entrar dejen salir" y "Papá querido" para el Teatro de la Comuna, bajo la dirección de Antonio Baldomir en el Teatro del Anglo. En 1990 compuso la música del film "Color de tristecías", dirigido por Pablo Rodríguez y exhibido en Europa, Estados Unidos y Canadá. Tocó junto a Bob Dylan, en el Cilindro Municipal, y junto a Paul Simon en el Estadio Centenario.
Darnauchans en un espectáculo brindado en "Capiloncho" de Ciudad Vieja (Montevideo) el 28 de junio de 2005.
En diciembre de 1993 Editorial Arca editó "Los espejos y los mitos", libro basado en un extenso reportaje por parte del periodista Tabaré Couto junto a un cancionero que recoge parte de su vasta trayectoria. En diciembre de 1995, en el Teatro del Notariado, la cantante Sylvia Meyer presentó el CD "Darnauchans" (un merecido homenaje), que contiene nuevas versiones de los clásicos de Darnauchans. La presentación contó con un espectáculo multidisciplinario denominado "Trastes & Teclas". Sus canciones fueron interpretadas por distintos artistas nacionales, de la talla de Fernando Cabrera, Rubén Olivera y Larbanois - Carrero, entre otros.
Eduardo Darnauchans está considerado uno de los poetas (o songwriter o "zurcidor", como él prefería denominarse) más importantes que tuvo el panorama musical uruguayo. Muchos de sus temas son clásicos de la música uruguaya. Su repertorio incluye -además de textos de su autoría- poemas o canciones de poetas nacionales y extranjeros como, por ejemplo, Washington Benavides, Víctor Cunha, Líber Falco, Eduardo Milán, Federico García Lorca, Nicolás Guillén, Porfirio Barba Jacob, Asunción Silva, Jorge Luis Borges, Antonio Machado, Raúl González Tuñón, Eduardo González Lanuza, Eduardo Bosco, Roque Vallejo, Jorge Manrique, Rubén Darío, Nicanor Parra, Manuel Bandeira, Humberto Megget, Pablo Neruda y César Vallejo.
Pasada la dictadura cívico-militar, Eduardo Darnauchans mantuvo una actitud de compromiso político actuando en conciertos auspiciados por el Partido Comunista Uruguayo, Amnistía Internacional y otros. En febrero de 1991 asistió a un acto público organizado por el SERPAJ-Uruguay, en Montevideo en la Av. 18 de Julio en repudio a la primera Guerra del Golfo. Llevaba su boca amordazada y una guitarra con las cuerdas atadas y atravesadas por tijeras, aunque se le ofreció, declinó cantar ni subir al estrado.
Falleció el 7 de marzo de 2007 debido a un fallo cardíaco, luego de atravesar dificultades de salud y la muerte de su esposa, lo que lo sumió en una profunda depresión.
Canción de muchacho (Sondor 33141. 1973)
Las quemas (Sondor 44014. 1974)
Sansueña (Sondor 44074. 1978)
Zurcidor (Sondor. 44118 1980)
Nieblas & neblinas (1984)
El trigo de la luna (1989)
Sin perder el tiempo (1991)
Noches blancas (1992)
Entre el micrófono y la penumbra (en vivo, con la producción de Fernando Cabrera. 2001)
Raras & casuales (2003)
Canciones sefaradíes (en vivo. 2004)
El ángel azul (2006)
Ámbitos (grabado junto a Fernando Cabrera en el Teatro Solís en 1991. Ayuí / Tacuabé ae330cd. 2008)
Nosotros Tres (grabado junto a Jorge Galemire y Eduardo Rivero en el espectáculo de mismo nombre en 1976. Ayuí / Tacuabé ae350cd. 2010)
jueves, 2 de junio de 2011



La Fotografía: El Espejo del Jazz
El jazz nació con el siglo XX. La invención de la cámara fotográfica es muy anterior. La primera fotografía de la historia nació un siglo antes, cuando en 1827, Niépce, fotografió con una rudimentaria cámara oscura unos edificios frente a su domicilio usando una placa de peltre recubierta de asfalto y exponiéndola a la luz durante ocho horas. Pero su utilización pública y masiva todavía tardaría. A principios del siglo XX, la cámara fotográfica empezaba a ser usada profesionalmente en actos, documentos y actividades publicas. Era 1888 cuando salió la primera "Kodac" y dos años mas tarde saldría la "Browniw" una cámara que cambió la vida para el ser humano. Por primera vez, la fotografía salía del gheto y el gran público aprendía a usarla.
Y el jazz era un objetivo lúdico para un invento que necesitaba demostrar su utilidad. Desde prácticamente los comienzos de los sonidos negros del Mississippi, la fotografía y el blues, la fotografía y el jazz, se unieron en un indisoluble y afortunado matrimonio. Grandes momentos de esta música han sido plasmados, negro sobre blanco, en una experiencia visual absolutamente maravillosa.
El jazz y la fotografía siempre han tenido una relación afectuosa. Y de ello trata esta sección de Apoloybaco; de acercar al visitante los momentos estelares de esa fusión; de conocer quienes son aquellos que han conseguido llevar al negativo el instante supremo de un músico en su manifestación artística, de captar el ambiente de un club de jazz sólo a base de una bocanada de humo esparcida en el aire, de sentir la música solo fotografiando las manos de un pianista, o el sudor de un músico volcado en su contrabajo.
El jazz y la fotografía han recorrido juntos mas de cien años de vida. Sus creadores, músicos y fotógrafos nos han dejado un legado cultural que forma parte de nuestras vidas. A ellos y a ellas, instrumentistas, cantantes, fotógrafos anónimos, profesionales de la información y aficionados al jazz, va dedicada este rincón de Apoloybaco.
2011 Apoloybaco